va tomando otra forma
por muchas cosas que duelan
una nueva, no deja de hacer daño
solo que
ya no rompes a llorar
ya no gritas ni
te desgarras
ya solo
por la noche un poquito
antes de dormirte
lloras despacio
y muy hondo
quedas siempre en
carne viva.
como las hojas a principios de otoño,
temblando siempre, sin llegar a caerse.
oh no, suena a acostumbramiento
ResponderEliminar